Gabriela Mistral escribió el poema
“Meciendo” sobre una madre que mece a su niño.
Lo raro es que Gabriela nunco tuvo hijo alguno. Despues del suicidio lúgubre de su novio se
quedó soltera y se dedicó la vida a los niños al hacerse maestra en la escuela. Aunque nunca tuvo sus propios niños pasó
mucha de su vida con los niños y todo esto se refleja en esta poema.
La madre
en el poema aprende mucho de las cosas buenas.
De “los mares amantes” aprendió a mercer a su niño y del viento que
“mece los trigos” aprendió a mecer a su niño. Pero lo que más me llama la atención
es que la madre tambien aprendió a mecer a su niño sintiendo la mano de Dios “en la
sombra.” Que es raro. ¿Viven cosas buenas en la sombra? Quizá.
Pero tambien hay que aprender de las cosas buenas así como las cosas
malas. A veces Dios nos enseña en la sombra,
o sea con affliciones y, podemos sentir la mano de Dios en las cosas
malas que nos pasaban.
Eso me
recueda de Job en la Biblia. El fue
castigado muchas veces en las maneras peores que se puede haber. Él se quedó en la sombra sin poder ver ni la
razón por la cual fue castigo, ni el fin de ello. A pesar de sus aflicciónes podía sentir que
Dios, con sus miles de mundos, era Él que le castigaba. Podía sentir su mano. No sabemos cuánto aprendió en este
calvalrio. No nos dice. Pero sí sabemos que se quedó mejor que antes.
Esto de
sentir la mano de Dios en vez de verla, es muy aparente en la estoria de
Job. Ya era un hombre justo que temía a
Dios y hacía cosas buenas. No sabía ni el
porqúe le pasaban todo esto. La verdad
es que se quedó ciego en cuanto a los razones.
Sin embargo sintió la mano de Dios en la sombra y perrumpió en alabanzas
a Dios. Él tambien aprendió a mecer a su
niño.
" 21 And said, Naked came I out of my mother’s womb, and naked shall I return thither: the Lord gave, and the Lord hath taken away; blessed be the name of the Lord."
--Job 1:21